Belgrano es designado al frente del Consulado

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    Como ya hemos dicho, desde 1794 hasta 1810, salvo con dos interrupciones por razones de salud, trabaja sin descanso como Secretario del Consulado, alternando esta actividad específica con el periodismo, especialmente en temas políticos, económicos y educativos, en los periódicos “El Telégrafo Mercantil”, “Semanario de Agricultura, Industria y Comercio” y “Correo de Comercio”. Este último bajo su dirección.

    En los primeros años de su actividad en el Consulado, Belgrano expone en forma teórica las líneas generales de lo que debía ser una política económica. Es aquí cuando a través de los textos de las Memorias comienza a diferenciarse de los objetivos básicos coloniales, en especial a lo referido al monocultivo en América, impulsando una agricultura planificada y con fines industriales. Propicia la protección de los productos manufacturados ya existentes y sugiriendo algunos nuevos.

    En las Memorias de 1795 plantea la enseñanza para la agricultura y la creación de un fondo de ayuda a los trabajadores de la tierra. Refiriéndose a la agricultura dice: “Ella ha de ser la que nos ha de proporcionar todas nuestras comodidades… haciendo igualmente la suya la Metrópoli, a quien en recompensa de la seguridad que nos franquea deberemos presentarle todas nuestras materias primas para que nos las de manufacturadas y prontas a nuestro servicio. Constituyéndonos labradores y que la Península sea la industriosa”.

    En la Memoria de 1797 se muestra claramente proteccionista de la promoción y compra de determinados productos por el Estado. Es en este año que surgen las propuestas de emprendimientos industriales con la fabricación de cables y lonas a partir del cultivo de lino y cáñamo, pero su iniciativa fracasó por la falta de apoyo oficial y privado.

    Otra de las iniciativas de Belgrano fue la institución de premios para impulsar los adelantos científicos y técnicos. A partir de 1798 se destinan fondos para ser repartidos entre quienes introdujeran nuevos cultivos, forestaran, combatieran la polilla de los cueros y los perros cimarrones.

    LAS MEMORIAS DEL CONSULADO

    Uno de los aspectos más destacados de Belgrano al frente del Consulado, fueron las MEMORIAS sobre los temas económicos. Su lectura nos permite un mayor conocimiento del pensamiento del prócer y del contexto social y político de su época.

    Las MEMORIAS anuales sirvieron de instrumento para la difusión de las nuevas ideas económicas, pero orientadas al desarrollo colonial. Para ello, era fundamental que el encargado de su redacción “fuese alguien instruido en las nuevas ideas económicas y que ofreciera a su vez probadas muestras de compromiso con el orden vigente” como lo expresa el Profesor Pedro Navarro Floria, en su “Historia de Belgrano al frente del Consulado”.

    Las MEMORIAS eran leídas por Belgrano en el inicio de las sesiones que se llevaban a cabo en el mes de junio. Esas sesiones fueron tomando cada vez mayor importancia institucional y social en Buenos Aires. Debido a esto, una Real Orden de 1797 dispone que a las sesiones “se convide al virrey y demás tribunales y cuerpos de esta capital para que concurran a la Junta de Gobierno, y que se publique por carteles para que asistan los sujetos que quieran”.

    Las lecturas de las MEMORIAS “se convirtieron en una verdadera cátedra de economía

    política en la materia, adaptándola a la situación local”, como lo expresa el Prof. Alfredo Blanco en su investigación sobre “Belgrano, el economista de nuestra Independencia.

    Como hemos podido ver, la historia del Consulado de Buenos Aires está “íntimamente ligada á la vida de su secretario, que le inoculó sus ideas y le imprimió dirección desde su origen, está igualmente ligada al movimiento de ideas y planes de reforma en Sud América”. (B.Mitre. Obra citada).

    BELGRANO PEDAGOGO

    Abordaré ahora una faceta quizás desconocida o bien no planteada como tal en la historiografía de sobre Belgrano como pedagogo.

    José Forgione, en una de sus obras, al referirse a nuestro prócer lo denomina “nuestro primer pedagogo criollo” porque Belgrano más que un realizador, fue en realidad un precursor de la instrucción pública.

    Vamos a situarnos en la etapa previa a la Revolución de Mayo. Muchos historiadores la ubican como pre-iluminista. Mientras en Francia la ilustración estaba en pleno auge, recién entrado el siglo XIX se hizo sentir en el Río de la Plata.

    En España las ideas de Condillac y Jenovesi ofrecían cierta continuidad con las tesis de la segunda escolástica, en especial en el tema del origen de las ideas. Si bien Condillac y Jenovesi eran bien mirados por algunos referentes del iluminismo, su condición de clérigos no ofrecía demasiadas garantías de lucha contra las instituciones eclesiásticas. Las nuevas ideas, si bien eran tolerantes en el plano religioso, buscaban la modernización en política, economía y comercio, pero con sesgo de utilitarismo.

    ¿Cómo era el panorama que presentaba España de Carlos III? Podríamos afirmar que el rey tenía como objetivo desplazar la escolástica de las universidades, de la antigua legislación y de la organización política.

    Dentro de este marco, sucintamente expresado, se destaca con perfiles nítidos la figura del Belgrano, justamente llamado “primer pedagogo criollo” y luchador incansable de la enseñanza gratuita para los pobres, un verdadero visionario de la modernización e industrialización agrícola; escritor destacado, pero por sobre todas las cosas, dueño de un espíritu generoso que todo lo dio por el engrandecimiento de la patria.

    En las Memorias del Consulado de Buenos Aires se encuentran las ideas pedagógicas que nuestro prócer proyecta llevar a la práctica para mejorar las condiciones de vida los más humildes y de los más jóvenes.

    En las obras de Campomanes y en trabajos de Jovellanos encuentra ideas sobre educación que incorpora a las Memorias.

    Como periodista, Belgrano aprovecha esta oportunidad para desarrollar sus puntos de vista sobre educación.

    Inspirado en los ideales de la Revolución Francesa propone la fundación de escuelas para niñas, una iniciativa por demás original dada la marginalidad a la que era sometida la mujer en aquella época.

    Fue un adelantado en el reclamo de espacios para la educación de niños negros y mulatos. Reclamó que se conserven asientos para que reciban instrucción común en las escuelas públicas.

    Uno de sus principales desvelos fue la situación moral y económica de los marginados que vivían en forma miserable. Sostiene que con una educación adecuada para el trabajo podía combatirse la ociosidad y recuperarse seres humanos aptos para el desarrollo de la patria.

    En una de las memorias anuales, referida a la necesidad de fomentar la agricultura por medio de la enseñanza, sostiene que debe seguirse el ejemplo de Europa que a través de academias y sociedades forman personas competentes que se dedicarán a estas tareas.

    Sabio consejero de los jóvenes a quienes impulsa a profundizar los estudios del suelo, perfeccionar los conocimientos sobre abonos, intensificar la lucha contra las plagas que arruinan las cosechas.

    Sugiere la instalación de una escuela de agricultura y la necesidad de establecer una escuela de dibujo, una escuela de comercio y escuelas gratuitas para niñas “donde se les enseñará la doctrina cristiana, a leer, escribir, coser, bordar, y principalmente inspirarles el amor al trabajo para separarlas de la ociosidad, tan perjudicial o más en las mujeres que en los hombres”.

    Para finalizar quiero hacer mías las palabras del escritor e investigador Moshé Korin quien al referirse a la personalidad de Belgrano expresa: “Ilustrado, activo, ideólogo, fue economista, militar y periodista. Y antes que nada fue un patriota y un hombre de bien. Su enorme figura moral es guía para generaciones de argentinos. En su “Historia Argentina”, los historiadores puntualizan la gran estatura adquirida por Belgrano especialmente entre 1810 y 1814, pero en toda su vida fue un ejemplo.

    Un hombre que donó un premio en pesos luego de su triunfo en Salta, y lo hizo para que se creasen cuatro escuelas. Ese mismo hombre fallece casi en la pobreza absoluta. Pero hay que decirlo, hablamos de la pobreza en cuanto a bienes económicos. Porque su riqueza fue moral, y su genio ético es ejemplo para todos los argentinos que tienen en Belgrano a un modelo sin par.

    Creo que quien mejor supo sintetizar en una frase la vida y la obra de nuestro prócer fue Bartolomé Mitre quien dijo de él: “Es el hombre que lo dio todo y no pidió nada; es uno de los autores de la Nación Argentina”.

    Autor: Prof. Mario Giordán

    Fuente: https://www.eldiaonline.com/el-desempeno-belgrano-al-frente-del-consulado-n266828

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