José Manuel Silva, el gobernador que no quiso ser

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    El 22 de diciembre de de 1848 moría José Manuel Silva, el gobernador que no quiso serlo, el abuelo materno del Presidente Nicolás Avellaneda.

    El 25 de mayo de 1810, estaba accidentalmente en Buenos Aires. Desde allí escribió, a Gregorio Aráoz, una carta reveladora de su impresión sobre esos sucesos. Se plegó sin vacilar a la revolución: un acta capitular de 1812 lo incluye entre los “vecinos conocidamente patriotas”. Pasaron los años y llegó la dura época de las guerras civiles. Silva, que era regidor del Cabildo desde 1813, fue elegido Alcalde de Segundo Voto en 1823. Se había desempeñado, en 1820, como administrador de la Renta de Correos. De 1824 a 1825, fue diputado a la Sala de Representantes.

    En 1828, la Sala lo designó gobernador interino, y luego, el 27 de abril, lo ungió gobernador en propiedad, por “votación que resultó canónica”, dice el acta. Pero Silva no quería desempeñar la función. Manifestó a la comisión que “reiteraría su renuncia, multiplicando en ella los motivos que tenía para hacerla”. No tuvo más remedio Silva que aceptar. Designó ministro a un distinguido sacerdote, el doctor Lucas Córdoba.

    Una amnistía general para los desterrados, fue uno de sus primeros decretos de gobernador. También creó la “Suprema Cámara de Justicia” y el Departamento General de Policía. En noviembre de 1828, en carta al gobernador de Santiago, decía Silva que las agitaciones no cesaban en la provincia. El 13 de diciembre de 1828 (el mismo día en que, en Buenos Aires, Juan Lavalle fusilaba a Manuel Dorrego), el gobernador Silva descubrió una revolución a punto de estallar. Una asamblea popular nombró, el 5 de enero de 1829, como reemplazante interino de Silva, a Manuel Lacoa Silva se apartó de la política. Pero no dejó de adherirse, en 1840, a la Liga del Norte contra Rosas, en cuyos cuadros directivos revistaban su hijo Brígido Silva y su yerno Marco Avellaneda.

    José Manuel Silva murió el 22 de diciembre de 1848. Pocos días antes, había redactado un minucioso testamento. Fue suegro de Marco Avellaneda y abuelo de Nicolás Avellaneda, quién sería presidente de la Nación. Su casa fue la primera de dos plantas en Tucumán y en la actualidad es el museo Nicolás Avellaneda.

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