El día que de Gaulle llegó a Argentina

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El presidente de Francia, Charles De Gaulle llegó a Buenos Aires el sábado 3 de octubre. Comenzó una visita de tres días en las que tuvo muchísima implicancia política tanto en el contexto nacional como internacional. Arturo Illia fue el encargado de darle la bienvenida, pero el peronismo proscripto por esos años, también tuvo participación activa en esa visita.

El presidente de Francia, Charles de Gaulle realizó en 1964 un extenso viaje por diez países latinoamericanos. En ese momento, gobernaba el país Arturo Humberto Illia, perteneciente a la Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP), en un contexto de proscripción del peronismo.

El primer mandatario francés estuvo en Argentina entre el 3 y el 6 de octubre de ese año. Desde el punto de vista del estado francés, los vínculos con América Latina se transformaron en relevantes en un contexto internacional donde una Europa en proceso de unificación buscaba recuperar protagonismo en el escenario mundial, y al mismo tiempo, terminar con lo que consideraba una relativa subordinación a los Estados Unidos.

En el plano interno, la visita de de Gaulle dio lugar a una serie de posicionamientos y sucesos que daban cuenta del complejo panorama político, que incluía al peronismo, al partido en el gobierno, la oposición de la Unión Cívica Radical Intransigente y finalmente, a los sectores socioeconómicos predominantes.

La Confederación General del Trabajo (CGT), herramienta fundamental del partido peronista ante su exclusión del sistema político, recibió De Gaulle con los lemas “De Gaulle, Perón, un solo corazón” y “De Gaulle, Perón, Tercera Posición”. El acto de recibimiento se transformó en una manifestación de apoyo al líder, que, desde el exilio, había sugerido recibir al primer mandatario francés como si fuera él mismo.

De Gaulle llegó a Buenos Aires el sábado 3 de octubre. Las cuestiones vinculadas con la política exterior francesa frente a los Estados Unidos hicieron que, por ejemplo, el diario La Prensa cubriera con relativa frialdad la presencia del primer mandatario francés. En cambio, La Nación y Clarín mostraron mucho más entusiasmo.

En el discurso ofrecido por el presidente Illia hizo referencia explícita a los conflictos del comercio internacional, diciendo que “dos tercios del mundo aguardan las respuesta a los principios que la América Latina enunció solidariamente en Alta Gracia y que en Ginebra encontraron la coincidencia de setenta y siete países. Por lo que
tradicionalmente ha sido Francia, por lo que es Francia, nosotros esperamos que seguirá acrecentándose el apoyo francés a esa gran causa”.

La reunión con el presidente argentino, se produjo al día siguiente en la Residencia de Olivos. Allí el primer mandatario francés planteó que la paz mundial no podía depender exclusivamente del acuerdo entre Washington y Moscú, sino que debía asentarse sobre la participación activa del resto del mundo. A esos fines Francia impulsaba la Unión
Europea occidental, “es decir, Francia con Alemania e Italia principalmente, y también con Bélgica y Holanda”, y estaba dispuesta a apoyar el desarrollo de América Latina porque también era un actor necesario en función del equilibrio mundial.

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