Juan Pablo II llega por primera vez a suelo argentino

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A las 9 de la mañana del viernes 11 de junio de 1982, un Papa pisó suelo argentino por primera vez. Juan Pablo II arribó desde Roma a Buenos Aires para una visita de algo menos de 48 horas en condiciones dramáticas para la sociedad argentina: la guerra de las Malvinas estaba en su etapa final.

El viernes 11 de junio de 1982, un Papa pisó suelo argentino por primera vez. Juan Pablo II arribó desde Roma a Buenos Aires para una visita de algo menos de 48 horas.

El momento era extremo para la sociedad argentina, que sin saberlo entraba en la fase final de la guerra por Malvinas que llevaba adelante con el Reino Unido.

La visita del Papa a nuestro país, no estaba prevista, pues antes del inicio del conflicto, Juan Pablo II tenia en agenda visitar Gran Bretaña. Sin  embargo las circunstancias cambiaron todo, pues visitar uno solo de los países en conflicto y con el condimento que Gran Bretaña es protestante y Argentina es de mayoría católica, no sería bien visto.

De manera relámpago se organizó el viaje. Juan Pablo II visito Inglaterra y luego desde allí voló hacia América del Sur. Dos días marcaban por primera vez en el país la presencia de un Papa. Juan Pablo II era viajero, era el Sumo POntifice que dejó la poltrona de Roma para recorrer los rincones del mundo y llevar el mensaje de paz. Y en medio de guerra, la llegada a Argentina tenía ese sentido.

El 7 de junio, cinco días después de haber regresado del Reino Unido y cuatro antes de viajar a la Argentina, el Papa se reunió con Ronald Reagan en el Vaticano. El presidente de Estados Unidos llegó en viaje oficial a Italia antes de viajar a Londres. Según se informó, el Papa polaco le pidió al exactor que se esforzara en lograr la paz. Es indudable que hablaron del inminente viaje a la Argentina de Galtieri y que a Reagan lo inquietaba la idea, poco probable pero analizada en esas horas, de que la junta militar saltara a los brazos de la URSS.

Juan Pablo II besó suelo argentino y recorrió la Avenida de Mayo en un nuevo vehículo, creado para su seguridad tras los balazos de Ali Agca: el Papamovil. Entró a la Casa Rosada y se reunió con Galtieri y los otros dos integrantes de la Junta, el almirante Jorge Anaya y el brigadier Basilio Lami Dozo.  Después de la reunión en Casa de Gobierno, el jefe de la Iglesia dio misa en la Catedral. Al anochecer, cientos de miles de personas lo escucharon al aire libre en Luján, delante de la Basílica. El sábado 12, dos millones se congregaron en Plaza Italia para verlo al pie del Monumento de los Españoles. Volvió a abogar por la paz y una salida digna a la guerra, que en esos momentos deparaba combates cuerpo a cuerpo en el Monte Longdon. Fue la batalla más sangrienta del conflicto.

Claudio Uriarte relata que el Papa sugirió viajar en persona a las islas y que Galtieri nunca respondió ante ese ofrecimiento. Al parecer, Wojtyla quería que la Junta formalizara la propuesta. El nuncio, Ubaldo Calabresi, llevó la iniciativa a los militares y Juan Pablo II aguardó hasta el último momento, al pie del avión. Galtieri se limitó a pedirle su bendición.

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