Muere Pirovano, el padre de la cirugía argentina

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El 2 de julio de 1895 falleció Ignacio Pirovano, destacado cirujano argentino. Perfeccionó la utilización de la asepsia en la cirugía argentina y realizó la primera laparotomía del país.

Ignacio Pirovano nació el 23 de agosto de 1844 en Argentina, aunque era hijo de inmigrante italiano. Su abuelo y su bisabuelo habían sido médicos que ejercieron con mucho prestigio en Europa.

Ignacio Pirovano debió trabajar para costearse sus estudios, trabajando en una farmacia, y luego  llegó a ser practicante del Dr. Francisco Muñiz en la guerra contra el Paraguay en 1865 y durante las epidemias de cólera en 1867 y de fiebre amarilla en 1871.

El oficio de médico lo llevaba en la sangre. En sus comienzos fue  farmacéutico del Hospital General de Hombres pero el tiempo indicarían que se convertiría en el padre de la cirugía argentina al hacer la primera laparotomía de la historia de nuestro país.

Los testimonios archivados aseguran que su paso en 1866 por la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires, fue sorprendente. Simpático, carismático y con notas insuperables, fue felicitado y elogiado por las autoridades. Su tesis universitaria, desarrollada en «La herniotomía» fue revolucionaria y tuvo la visión de vislumbrar el futuro del cateterismo de los vasos sanguíneos. A los 28 años ya era un médico calificado y con sobresalientes notas que lo distinguieron del resto. Su alma curiosa lo volvieron inquieto y lo impulsaron toda su vida para indagar en los temas que le interesaban.

La Ciudad de Buenos Aires lo premió con una beca en París, donde vivió tres años y absorbió el conocimiento de grandes como el biólogo y fisiólogo Claude Bernard y Louis Pasteur, el químico creador de la vacuna contra la rabia. Sin embargo, rechazó las constantes ofertas de investigar lejos de la Argentina y volvió al país. Fue acá donde Pirovano perfeccionó la asepsia (método creado por Lister) y la extendió al ámbito hospitalario, evitando muertes por infecciones en épocas donde la gangrena estaba a la orden del día.

Mientras daba clases en la cátedra de Histología y Anatomía Patológica, tuvo reconocidos discípulos que lo coronaron el Padre de la Cirugía Argentina. Algunos de ellos fueron Alejandro Castro, Antonio Gandolfo, Enrique Bazterrica, Andrés Llobet, Juan B. Justo, Diógenes Decoud, Pascual Palma, José Molinari, Daniel J. Cranwell, Marcelino Herrera Vegas, Nicolás Repetto, Alejandro Posadas, David Prando y Avelino Gutiérrez.

Gracias a su dedicación, estudio y extensa práctica profesional, le sobraban pacientes que viajaban desde el exterior e Interior del país exclusivamente para atenderse con él por su excelente criterio clínico y sus impecables cirugías de cabeza, cuello y extremidades. Además, practicaba traqueotomías, bastante habituales en aquella época.

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