El día que Isabel asumió la presidencia

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El 29 de junio de 1974, Juan Domingo Perón, enfermo, delegó el mando del poder presidencial a la vicepresidenta María Estela Martínez. Ella se mantendría el frente del Poder Ejecutivo hasta el golpe de estado de marzo de 1976.

En la madrugada del 18 de junio, Juan Domingo Perón presentó dolores de pecho cada vez más intensos, indicando una reagravación de su enfermedad cardíaca, según recordó el doctor Pedro Ramón Cossio en Perón, testimonios médicos y vivencias (1973-1974). Como resultado de estas dolencias el primer mandatario se quedó en la Residencia de Olivos atendiendo cuestiones de gobierno, “por un estado gripal” según los diarios. En esa situación, recibió al Ministro de Economía José Ber Gelbard junto con el titular de la CGR, Julio Broner, y los dirigentes empresarios Alfredo Concepción, José Carlos Piva y Bartolomé Abdala.

Al finalizar la reunión Perón no se hizo presente en la conferencia de prensa y Gelbard anunció la gran paritaria, para considerar la cuestión del aguinaldo completo, para el 24. A su vez, el Ministro de Defensa, en reunión con los comandantes generales, consideró los detalles de la cena de camaradería que se ofrecería con motivo del 9 de julio, en la que Perón sería el único orador.

Todo seguía sus trámites normales, en general nadie presumía que se produciría un desenlace mortal. Sólo muy pocos estaban al tanto de lo que se podía avecinar. A través del coronel Corral, Jefe de la Casa Militar, María Estela Martínez de Perón y José López Rega se enteraron de la situación. El Ministro de Bienestar Social volvió a la Argentina el 20 de junio, Día de la Bandera. Al bajar en Ezeiza, López Rega declaró que las razones de su regreso antes de finalizar el viaje de la Vicepresidenta, previa estadía en Roma, fue para “conectar a la señora con gente de esa ciudad donde tengo relaciones, pero aquí tenía muchas tareas pendientes y había quedado en volver”. Sobre la salud de Perón informó que “está perfectamente, sólo tiene un resfrío parecido al mío, pero ya anda bien. Me he enterado al llegar que la gente está preocupada y se ha desatado una ola de rumores…”.

El título más importante de La Prensa, a cuatro columnas, sin embargo correspondió a otra noticia: “Fue secuestrado en La Plata el director del diario ‘El Día’”. El hecho fue realizado, a las 9:30 de la mañana del 25, por un grupo comando de gente joven que lo raptó en la diagonal 77 entre 1 y 2, cuando se desplazaba en cuatro automóviles. David Kraiselburd era en ese momento vicepresidente de la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas y presidente de la agencia informativa Noticias Argentinas (NA). El hecho fue conmocionante dada la importancia y jerarquía de la víctima. A las pocas semanas se supo que había sido asesinado por Montoneros, de acuerdo a un informe que recibió la presidenta de la Nación semanas más tarde de la muerte de su esposo. El secuestro y asesinato del reconocido empresario periodístico descartaba de plano las versiones que Montoneros hizo trascender años más tarde, en cuanto a que en vida de Perón se pensaba en un acercamiento, una reconciliación, a través de conversaciones mantenidas entre Duilio Brunillo (interventor en Córdoba y según algunos rumores de esos días “probable sucesor” de Benito Llambí en el Ministerio del Interior) y el dirigente juvenil Juan Carlos Dante Gullo que estuvo sentado al lado de Mario Eduardo Firmenich cuando se dio la conferencia de prensa anunciando el pase a la clandestinidad de Montoneros. Gullo también se “clandestinizó”, pero previamente presentó a Ismael Salame para mantener contactos de superficie). El mismo día del secuestro de Kraiselburd hubo una cadena de atentados con bombas en La Plata y Rosario.

Un comunicado de la Presidencia de la Nación informó que el presidente Perón inició sus actividades a las 8.30 y finalizó a las 11.30, habiendo conversado con el coronel Vicente Damasco, José Ber Gelbard y José López Rega. Perón estaba atravesando sus peores días y la Cámara de Diputados de la Nación sancionó el proyecto de ley para erigir el Altar de la Patria. También se informó a la prensa que la Vicepresidenta llegaría el viernes de Madrid. No se decía por qué adelantaba su viaje. Eran todos murmullos que no se atrevían a publicar en los diarios.

“¡Gracias a Dios el general Perón se recupera favorablemente y a la mayor brevedad posible se reintegrará totalmente a sus funciones. En esta casa parece que entró la gripe con fuerza y no nos quiere dejar… que hasta yo, que soy bastante resistente, la he contraído. Tal es así que el general Perón y yo nos levantamos para atender a los ministros y luego de cumplir con ellos cada uno se reintegra a su dormitorio”, explicó José López Rega en la tapa de La Razón del viernes 28 de junio.

“Tengo la satisfacción de poder decir que he encontrado al señor Presidente muy bien, con estado de ánimo magnífico y en una franca recuperación médica”, no pudo dejar de sostener el canciller Juan Alberto Vignes (a quien no se le permitía entrar a la habitación de Perón). La misma edición tituló con el retorno de la Vicepresidente desde Madrid y del Ministro de Economía de Lima, Perú.

La situación se asemejaba a una tragedia griega: todos intuían que algo grave sucedía, todos sabían qué podía ocurrir si Perón moría, pero nadie se atrevía a decirlo en voz alta. En esas horas, mientras el Presidente peleaba contra la muerte, el Peronismo de Base “17 de Octubre” que lideraba Carlos Caride se unió a Montoneros. Previamente anunció la disolución del PB-17 (pasó a ser la Columna Oeste de Montoneros) para aceptar la conducción de Mario Eduardo Firmenich y Roberto Quieto.

Las palabras de buena ventura que pronunciaron López Rega y Vignes, el día anterior, chocaron contra la dura realidad pocas horas más tarde, cuando La Razón del sábado 29 tituló a toda página: “Perón delegó el mando, asumió la Primera Magistratura del País la Vicepresidenta de la República” que “lo ejercerá hasta tanto restablezca su salud el Presidente de la Nación”.

Isabel dijo en un discurso transmitido en cadena a las 14.20 que dada “la marcha ascendente del país obliga a una intensificación de los esfuerzos”, por tal razón, Perón “de acuerdo a lo dispuesto por el artículo 75 de la Constitución Nacional, ha resuelto delegar el ejercicio de la Presidencia de la Nación…”. Tampoco pudo evitar hablar el titular de la Cámara de Diputados, Raúl Lastiri: “Después de la crisis que soportó en la madrugada, el general Perón está descansando y está bastante recuperado”. Desde todos los costados del arco político e institucional se dieron mensajes de solidaridad a la esposa de Perón. En ese sentido sobraron las declaraciones. Según el semanario de circulación restringida Última Clave, después de la ceremonia de transferencia del mando presidencial, el Ministro del Interior se instaló en su piso de la avenida del Libertador y recibió en forma sucesiva a dirigentes de un buen número de partidos políticos. Todos plantearon una coincidente queja: “El ocultamiento con que se había manejado la información sobre la enfermedad de Perón en nada beneficiaba al país ni al gobierno; se engañaba a la opinión pública y se daba pie para todo tipo de rumores”. Al día siguiente se dieron dos partes médicos.

Isabel  Perón seguiría en la presidencia casi dos años más, hasta el 24 de marzo de 1976, cuando un golpe militar la derrocaría,

Fuente: https://www.infobae.com/sociedad/2022/06/29/el-dia-que-isabelita-asumio-la-presidencia-las-mentiras-sobre-la-salud-de-peron-y-el-desprecio-final-a-campora/

 

 

 

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