El adiós al «Pato» Pastoriza

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El 2 de agosto de 2004, moría una de las grandes glorias del fútbol argentino y de Independiente, José «Pato» Pastoriza. Ídolo como jugador y más aún como técnico quedó grabado en la historia grande de los «Rojos de Avellaneda»

José Omar Pastoriza nació en Rosario el 23 de mayo de 1942. Se inició en las categorías menores de Rosario Central, despuntando ya como jugador profesional a partir de 1962 en el Club Atlético Colón de Santa Fe. Su siguiente club fue Racing Club, en el que permaneció dos temporadas. En 1966 pasó al máximo rival de Racing, el Club Atlético Independiente, con el que obtuvo la totalidad de los títulos que logró como jugador.
Ganó el Nacional 1967, los Metropolitanos 1970 y 1971, y la Libertadores 1972, con 212 partidos y 41 goles entre 1966 y 1972. Mientras que como DT del Rojo, estuvo en cinco etapas acumulando 460 partidos y coronándose en el Nacional 1977 y 1978, el Metropolitano 1983, y la Libertadores e Intercontinental 1984. Un señor con todas las letras, dentro y fuera de la cancha, y como DT siempre valoró lo humano por sobre todo, tanto en palabras como en actos.

Fue un volante todoterreno, completísimo en todo aspecto: quite, marca, entrega, pegada, orden, liderazgo, talento, capacidad, etc., etc., etc. Hizo inferiores en Rosario Central, pero debutó con Colón de Santa Fe en el ascenso de 1962, luego pasó a Racing por un año donde fue parte de la campaña de 39 partidos invictos. Los dirigentes del club académico no pudieron sostenerlo, entonces “Pato” dio el paso a la vereda de enfrente, llegando al verdadero dueño de Avellaneda por 12 millones de pesos más el pase de Miguel Ángel Mori en 1966.

No tardó nada en acostumbrarse, su talento pudo con todo y se ganó al hincha como casi nadie. Cortaba, distribuía, pateaba, todo lo hacía con notable categoría, y así pronto llegaron los títulos, primero tres a nivel local y luego, en 1972, la consagración total con la Libertadores. En aquella época Europa puso los ojos en él, y fue el Mónaco francés quien colocó una suma más que considerable para llevárselo hasta su retiro cuatro años después en 1976. Pudo haberse quedado en Independiente, pero su rol de líder en la huelga de futbolistas de aquel entonces lo hizo someterse a presiones para que dejara el país, y por eso debió marcharse cuando hubiese podido seguir sumando títulos por doquier con el Rojo, ya que era titular indiscutido y, de seguir en el club, hubiese transitado el ciclo copero más grande que haya tenido un equipo en América.

Además, fue jugador de selección en 18 partidos anotando un gol, y siendo parte del plantel en el Mundial 1966. Así fue la carrera del “Pato” como futbolista, en la que sus vueltas olímpicas se dieron todas en el Rojo, incluso llegando en 1971 a ser elegido el mejor futbolista del año en el país.

En su estapa Técnico, mediante la cual el “Pato” siguió e incluso aumentó su condición de líder total, de ganador, de ídolo sin posibilidad de cuestionamientos. Apenas retirado, asume el banco de Independiente desde 1976 a 1979, logrando un gran ciclo al ganar la Interamericana 1976, el Nacional 1977 y 1978. Ese Nacional 77 fue considerado una hazaña a nivel mundial, ya que logró consagrarse campeón con solo 8 jugadores ante Talleres en Córdoba; todo Independiente y todo el fútbol nacional lo recuerdan.

Terminó el ciclo y pasó primero por Talleres y luego por Racing, se fue a Colombia y dirige Millonarios, pero para 1983 estuvo de nuevo en el banco Rojo. Ese mismo año ganó el Metropolitano 1983 y al año el DT apunta de lleno al plano internacional. Independiente ganó su séptima Copa Libertadores de América, pero no se conformó y salió campeón del mundo obteniendo la Copa Intercontinental 1984, frente al mejor Liverpool de la historia según dicen.

Increíblemente no se le renovó el contrato y el DT se marchó y siguió su carrera en Brasil dirigiendo a Gremio y Fluminense, pero en 1985 otra vez volvía a calzarse el buzo rojo, en una tercera etapa sin títulos. Se marchó nuevamente, esta vez a Boca, incluso llevándose a Marangoni y queriendo convencer al “Bocha” Bochini. No tuvo logros en la Rivera y sufrió al Rojo que le ganó siempre. Por eso, rápidamente en 1990, por cuarta vez se convierte en DT de Independiente. Fue hasta 1991, sin lograr éxitos. De allí al Atlético de Madrid, Talleres, Bolívar, Argentinos Juniors, Selección de El Salvador, Talleres otra vez, Selección de Venezuela, Chacarita, Talleres una vez más, y en el 2004 cuando por quinta vez asume en Independiente. Fue en esa circunstancia cuando un ataque al corazón lo eleva al podio de los grandes para siempre. Pastoriza, símbolo de Independiente del fútbol en todo el mundo.

Fuente: https://www.delacunaalinfierno.com.ar/2018/08/el-adios-al-pato.html

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