Pérez Esquivel Premio Nobel de la Paz

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El 13 de octubre de 1980 se anunciaba que el Premio Nobel de la Paz era para el argentino Adolfo Pérez Esquivel. Este logro iba a ser apenas publicado en el país, ya que la dictadura militar había perseguido al galardonado y hasta estuvo a punto de asesinarlo.

El 13 de octubre de 1980 la Embajada de Noruega en Buenos Aires le notificó a Adolfo Pérez Esquivel que acababa de obtener el Premio Nobel de la Paz. Antes lo habían recibido el diplomático Carlos Saavedra Lamas, en 1936, por su mediación en la guerra entre Bolivia y Paraguay; Bernardo Houssay –el de Medicina– por sus aportes a la lucha contra la diabetes, en 1947; y Luis Leloir –el de Química– por descubrir un proceso bioquímico vinculado a los azúcares, en 1970.

Nacido en San Telmo, el artista y maestro había luchado de manera incansable durante toda la década del 70 como parte de distintos movimientos pacifistas. Integraba la Fundación del Servicio de Paz y Justicia, el Movimiento Ecuménico Paz y Justicia e impulsaba la creación de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos. No fue gratis. Adolfo Pérez Esquivel fue secuestrado, torturado y privado de su libertad durante poco más de un año. De hecho, estuvo a punto de morir hasta que lo bajaron de uno de los “vuelos de la muerte”.

Por eso no sorprendió que fuera galardonado con el Premio Nobel de la Paz aquel 13 de octubre de 1980 y que el 10 de diciembre del mismo año lo recibiera en la entrega de premios oficial en la ciudad de Oslo. Y mucho menos que, tras el honor, Pérez Esquivel se convirtiera en un referente de los Derechos Humanos y tuviera tanto que ver con las revelaciones y la comunicación del plan de sistemático de exterminio que llevaba adelante la última dictadura militar.

“Con humildad estoy ante ustedes para recibir la alta distinción que el Comité Nobel y el Parlamento otorgan a quienes han consagrado su vida a favor de la paz, la promoción de la justicia y la solidaridad entre los pueblos. Quiero hacerlo en nombre de los pueblos de América Latina, y de manera muy particular de mis hermanos los más pobres y pequeños, porque son ellos los más amados por Dios. En nombre de ellos, de mis hermanos indígenas, los campesinos, los obreros, los jóvenes, los miles de religiosos y hombres de buena voluntad que renunciando a sus privilegios comparten la vida y camino de los pobres y luchan por construir una nueva sociedad”, agradecía en su discurso de aceptación desde Oslo.

“Me siento emocionado y a la vez comprometido a redoblar mis esfuerzos en la lucha por la paz y la Justicia. Puesto que la paz sólo es posible como fruto de la Justicia, que esta verdadera Paz, es la transformación profunda de la no-violencia que es la fuerza del Amor”, agregaba y ponía su premio a disposición de la Universidad de Buenos Aires.

Fuente: https://tn.com.ar/sociedad/2020/12/10/a-40-anos-del-premio-nobel-de-la-paz-para-adolfo-perez-esquivel/?gclid=Cj0KCQjw1aOpBhCOARIsACXYv-fPHlgsFn25j80UkkY8e4LnXsOsEJjFlNZG5_dkVWjWt2iGYPS3ge8aAsPiEALw_wcB

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