Batalla de Amiraya

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La batalla de Amiraya se produce en la localidad de Cochabamba, actual territorio de Bolivia, entre las fuerzas españolas al mando del brigadier José Manuel de Goyeneche por un lado, y las milicias de la intendencia de Cochabamba y fuerzas del Ejército Auxiliar, que respondían al brigadier Francisco del Rivero y al coronel Eustoquio Díaz Vélez. El triunfo de los realistas les permitió retomar el control de las ciudades que se habían declarado revolucionarias.

El 13 de agosto de 1811, se produce la Batalla de Amiraya, en la cual las fuerzas realistas al mando del brigadier José Manuel de Goyeneche vencen a las fuerzas patriotas encabezadas por el brigadier Francisco del Rivero y al coronel Eustoquio Díaz Vélez. Este triunfo le permite a los realistas recuperar la ciudad de Cochabamba, que tiempo atrás había adherido a la Revolución de Mayo, desplazando a los españoles que dominaban el lugar.

La Intendencia de Chuquisaca se había alzado contra el dominio hispánico en 1809, ante la llegada de fuerzas enviadas desde Buenos Aires y desde el Virreinato del Perú, los líderes de la insurrección depusieron su actitud. En 1810, los revolucionarios de Buenos Aires enviaron un Ejército Auxiliar para expandir su causa en las provincias internas del virreinato. Este ejército avanzó hacia el Alto Perú, mientras que desde el Virreinato del Perú se enviaban para enfrentarlo tropas comandadas por el brigadier Goyeneche. Aprovechando la cercanía del Ejército Auxiliar de Buenos Aires, el 15 de septiembre los habitantes de Cochabamba se levantaron contra los realistas y formaron una junta de gobierno presidida por el coronel Francisco del Rivero. La revolución se contagió a la villa de Oruro y entorpeció los planes de los realistas, que se preparaban para enfrentar al Ejército Auxiliar.

Mientras este ejército, comandado por Castelli y González Balcarce, se aproximaba a Tupiza, tropas irregulares cochabambinas derrotaban a una división realista en la batalla de la posta de Aroma (14 de octubre de 1810), en las cercanías de Oruro. De esta forma la vanguardia realista quedó cortada del grueso del ejército y fue derrotada por el Ejército Auxiliador en la batalla de Suipacha (7 de noviembre). Esta última victoria tuvo como consecuencia que las tropas de Goyeneche se replegaran tras el río Desaguadero, límite con el Virreinato del Perú.

En reconocimiento a la contribución de Cochabamba, el 21 de noviembre de 1810 la Junta Gubernativa creó un regimiento de infantería de Línea al que dio el número 7, llamándolo Regimiento de Cochabamba. Esta tropa, comandada por Francisco del Rivero, y por el teniente coronel Bartolomé Guzmán, se unió al Ejército Auxiliar y luchó en la batalla de Huaqui. Tras la derrota de los revolucionarios, los cochabambinos se replegaron hacia su provincia mientras los restos del Ejército Auxiliar se retiraban hacia Potosí.

Tras su victoria en la batalla de Huaqui, Goyeneche retrocedió a su campamento detrás del río Desaguadero para reorganizar las tropas. Recién el 3 de julio se puso en marcha hacia el sur para pacificar el Alto Perú alzado en armas. Ya sin el respaldo del Ejército Auxiliar enviado desde Buenos Aires, la situación de los revolucionarios altoperuanos se hizo más comprometida y en varias ciudades se evaluó como inconveniente resistir por las armas.

Con gran parte del Alto Perú reconquistado, Goyeneche salió de Oruro el 4 de agosto,3​ rumbo a Cochabamba que distaba 40 leguas. El 7 de agosto llegaron a Cochabamba Díaz Vélez y 600 soldados del Ejército del Norte enviados por Juan José Castelli desde Chuquisaca. El 13 de agosto la vanguardia realista llegó frente al pequeño pueblo de Sipe Sipe. La batalla era favorable para los patriotas pero a las 15hs. Goyeneche se reunió con los otros jefes realistas y trazaron planes para la continuación de la batalla. Los revolucionarios no cedieron y durante tres horas la batalla estuvo indecisa, hasta que finalmente los realistas quedaron dueños del poblado. Ya anochecía, de modo que las sombras de la noche favorecieron la dispersión de los vencidos, que escaparon así a la captura.Los realistas capturaron muchas armas, y toda la artillería rebelde, un total de ocho cañones.

La victoria en Sipe Sipe abrió a Goyeneche el camino hacia la capital de Cochabamba, a donde entró sin lucha el 21 de agosto, siendo recibido en triunfo. Como consecuencia de la batalla de Sipe Sipe se produjo la caída de Cochabamba y el fin de la rebelión en ese distrito, que había durado once meses. La caída de este bastión revolucionario movió a los habitantes de Potosí y Chuquisaca a congraciarse con los vencedores, quedando en septiembre de ese año pacificado gran parte del Alto Perú.

 

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