Batalla de Sauce Grande

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El 16 de julio de 1840, se produce la Batalla de Sauce Grande. En ella se enfrentan fuerzas del gobernador de la Provincia de Entre Ríos, general Pascual Echagüe, y el ejército de la Provincia de Corrientes, al mando del general Juan Lavalle, con la victoria del gobernador entrerriano.

La Batalla de Sauce Grande es un enfrentamiento ocurrido el 16 de julio de 1840 en el paraje del mismo nombre, en el marco de las guerras civiles de nuestro país. En esa batalla se enfrentarán el gobernador de Entre Ríos, Pascual Echagüe y el ejercito correntino al mando de Juan Lavalle.

Las guerras civiles en el país habían arrancado con Juan Manuel de Rosas en el poder y el enfrentamiento entre unitarios y federales. Los principales núcleos de resistencia contra Rosas eran tres: en primer lugar, la República Oriental del Uruguay, en donde el presidente Fructuoso Rivera protegía a los emigrados unitarios y daba una base de operaciones a la escuadra francesa, que apoyaba todas esas revueltas. En segundo lugar, la mayor parte de las provincias del noroeste se habían organizado en la llamada Coalición del Norte, y se preparaba para enfrentar a Rosas y a sus aliados. Por último, estaba la Provincia de Corrientes, en donde el gobernador Pedro Ferré puso al general unitario Juan Lavalle al frente del ejército provincial.

El ejército de Lavalle inició su marcha sobre Entre Ríos en marzo de 1840, avanzando rápidamente hacia el sur, y buscando llegar al puerto de Punta Gorda donde debía aprovisionarse con el armamento, municiones y vestuario que debía entregarle la flota francesa, anclada en ese lugar. El 10 de abril, el gobernador Echagüe se cruzó en su camino, siendo derrotado por las fuerzas de Lavalle. Pese a la forma en que la noticia fue propalada por la prensa opositora a Rosas y, sobre todo, la de Montevideo, la victoria no fue completa. Echagüe salvó toda su infantería y artillería.

Durante casi tres meses, los ejércitos permanecieron uno frente al otro sin combatir, aunque intercambiando diariamente tiros de fusil y de cañón.

Lavalle sabía que estaba perdiendo el tiempo, por lo que decidió esperar que la flota francesa estuviera lista para la maniobra que planeaba. Su intención era atacar a Rosas en su provincia, mientras dejaba a Echagüe cercado por una parte de su infantería, en la posición defensiva que había adoptado. Posiblemente esperaba para realizar la maniobra completa la incorporación de fuerzas provenientes de Corrientes y el Uruguay, pero estas fuerzas nunca llegaron.

De modo que la fecha de la batalla fue fijada por la noticia de que la flota francesa había reunido buques suficientes para embarcar todo su ejército.

En la tarde del 15 de julio, Lavalle ordenó bombardear las posiciones de la artillería enemiga, y quedó convencido de haberla obligado a evacuar sus posiciones; al día siguiente se enteraría de que eso no había ocurrido. Ese mismo día, llegó a Punta Gorda un buque, llevando a bordo al general José María Paz y al doctor Salvador María del Carril. Lavalle les prohibió acercarse al ejército.

Al mediodía del 16 de julio, después de pasar varias horas en completa inacción debido a una densa niebla, las columnas de Lavalle avanzaron hacia el enemigo. El ejército federal esperaba en sus posiciones, inexpugnables por varios de sus lados, debido a las barrancas de los arroyos. Toda la batalla se combatió en parcelas aisladas entre sí por zanjones; el ejército que debía avanzar – el de Lavalle – llevaba la peor parte hasta que lograba cruzar cada barranca. Pero después la batalla se decidía por la valentía de los soldados y por la pericia de los jefes.

La infantería unitaria avanzó hasta que fue detenida por la artillería enemiga. En esa posición, expuesta al cañoneo, esperó que la artillería de su ejército acabara con la enemiga, confiando en el daño que había producido el cañoneo del día anterior. Pero, justamente por ese cañoneo, pronto la artillería del teniente coronel Luis Manterola se quedó sin municiones. La infantería quedó desprotegida, y la artillería federal la destrozó sin piedad.

Lavalle ordenó entonces retirada, ordenando a las divisiones de caballería de reserva que cerraran el paso a la caballería federal. No obstante, esta vez fue Echagüe quien no supo o no pudo aprovechar la ventaja: la caballería federal ni siquiera comenzó una persecución a las tropas enemigas.

Lavalle trasladó su ejército hasta Punta Gorda, donde se puso bajo la protección de los cañones de la flota francesa donde embarcó su ejército y abandonó Entre Ríos, desconcertando a propios y extraños.

 

 

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